Colores

Después de que Elöin dejara atrás a T para regresar a la cueva, el mundo experimentó durante algunos años la batalla entre la obsesión y el odio de Remsha. Unas veces, el ilusionista creaba lugares agradables, buscando la reconciliación con su amante; otras, la venganza y el rencor eran los únicos motivos por los que un universo llegaba a existir. Fue en una de estas ocasiones cuando, para burlarse de la belleza en general, y del poeta en particular, Remsha creó una ilusión carente de colores, en la que las formas se delimitaban únicamente por diferentes tonos de gris.

Lo peor era la noche, con esa oscuridad desgastada y el cielo mate y sucio. Pero la vida no se detiene por falta de estética, y bajo aquella luna apagada Deltor sujetaba con fuerza la mano de Lira; no sabía qué más podía hacer. Ambos habían amanecido en aquel mundo triste sobre una cama de hojas secas, la una al lado del otro, y habían decidido quedarse allí.

Los dolores comenzaron algunas horas más tarde, y aunque todos los fluidos eran grises, el sonido no había perdido la cualidad de evocar sensaciones, y los gritos de Lira eran rojo sangre. Fueron horas de dolor, sufrimiento, impotencia, frustración, desesperación y miedo en un mundo patético que pretendía burlarse de la alegría y la belleza, pero todo se esfumó con el llanto entrecortado de la niña que, por fin, Lira consiguió alumbrar. Los tres dedicaron el resto de sus vidas a perseguir colores.

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