El silencio es miedo

Hoy voy a hablaros del proyecto que más ha marcado mi “carrera” en este mundillo de las letras, aquel por el que empecé a relacionarme con otras personas con las mismas inquietudes y que me llevó a involucrarme en otras actividades con las que, poco a poco, fui convirtiendo la escritura en una parte muy importante de mi vida.

Se trata de El silencio es miedo, una revista que se imprimía en papel y se distribuía de forma gratuita por la ciudad. El silencio es miedo nace a finales de 2014 con la idea de reunir a diferentes escritores para compartir nuestros textos con todo aquel que quisiera leerlos, y bajo un lema simple y directo, “Exprésate”, trataba de animar a los lectores para que hicieran lo que nosotros hacíamos: utilizar la escritura como una herramienta para expresarse, y publicar junto a nosotros. Esa ha sido siempre mi visión de la escritura, una herramienta disponible para todo el mundo, alejada de círculos academicistas e intelectuales.

Para el primer número contacté con algunos escritores e ilustradores que había conocido por Twitter, que muy amablemente me cedieron algunos relatos e ilustraciones con las que lanzar las primeras páginas. Maqueté como buenamente pude, imprimí unos pocos ejemplares, y empecé a recorrer las librerías de mi ciudad para buscar financiación y así poder imprimir más ejemplares que repartir en las propias librerías, bibliotecas, centros sociales… Tres de esas librerías decidieron apoyarme, y estuvieron desde el principio hasta que yo mismo les dije que ya no continuábamos con ello, y les estoy muy agradecido. Ese primer número lo tenéis aquí:

https://drive.google.com/file/d/0B8DGICSnbhufdGdsRy1WLXRRdDQ/view?resourcekey=0-Rg1Jyh1tE6noBRjPCqROnA

Comencé a sacar un número cada dos meses, a veces tres meses si la cosa se complicaba, ya que parte de la financiación aún tenía que correr por mi cuenta, además del trabajo, por supuesto. Fui aprendiendo a maquetar un poquito, y empecé a relacionarme con gente de mi ciudad que también escribía, a acudir a micrófonos abiertos (primero como espectador, más tarde como participante, finalmente como organizador xD) y a establecer una serie de amistades que hicieron que la escritura atravesara mi vida de forma transversal. Más tarde tuve la oportunidad de viajar con la revista por distintas ciudades de España, presentándola en actuaciones junto a otros compañeros, y sin parar de conocer a gente nueva con nuevas ideas.

Y llegó el desánimo. La revista la había planteado con la idea de que la gente me enviara sus cosas para publicar, pero con el tiempo se había convertido en un ir detrás de la gente para que me mandaran cosas, y eso me saturó. Me quedé bastante lejos de conseguir mi propósito inicial, y la revista fue cayendo poco a poco, mientras me centraba en otras actividades que habían nacido, precisamente, a raíz de ella. Empezó a pasar más tiempo entre número y número, falta de participación, falta de tiempo y, sobre todo, falta de ganas. Hasta que, finalmente, con la pandemia el proyecto de una revista de papel que se pasaba de mano en mano perdió todo el sentido, y en los últimos tres años solo han salido dos números. Pero puedo decir con mucho orgullo que publicamos 22 números de la revista, con más de 150 ejemplares de cada uno de ellos. Y el último número de El silencio es miedo aún no se ha publicado.

Si queréis echarles un vistazo, podéis encontrar todos en http://elsilencioesmiedo.blogspot.com/

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«Un minuto es tiempo suficiente para crear vida, y para destruirla; tiempo suficiente para amar y para odiar; lo único que no cabe en un minuto, son los años perdidos»

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