Nº1
Donde se embarra el agua cristalina
y la pureza se viste de mugre,
allí viven mis recuerdos:
un charco infecto y nauseabundo,
en él que un joven desconocido
enturbia sus manos en la tierra húmeda.
Cree que si escarba lo suficiente
el agua volverá a ser clara;
así, el charco se convierte en pozo.
Cada vez más hondo,
cada vez más sucio.