Un poco de escritura creativa

A estas alturas tal vez ya lo sepáis, pero por si acaso, os diré que soy profesor de escritura creativa en la Universidad Popular de Palencia. Para los que estéis familiarizados con la escritura creativa, os dejo por aquí la clase que di sobre fantasía (género de la novela que nos ocupa), y si queréis escribir un poquito sobre ello, pues al final tenéis los ejercicios… aunque esta es la clase número 15 del curso 2022/2023, por lo que veréis que algunos conceptos básicos, como el de microrrelato, ya lo tendréis que traer aprendido 😛

Como consejo, os diré que solemos emplear entre 5 y 10 minutos para hacer cada ejercicio, y este en concreto os recomiendo hacerlo en grupo, para poder disfrutar del ejercicio número 3. ¡Allá va!

El relato fantástico

Todos vuestros relatos son fantásticos, porque sois maravillosos; no, es broma, todos escribimos alguna mierda. El relato fantástico es un relato que aborda el género literario de la fantasía, para ello, dejamos volar nuestra imaginación para desarrollar sobre el papel una historia imposible, repito, imposible. A diferencia de la ciencia ficción, que construye historias potencialmente reales, la fantasía consiste en crear mundos o historias en las que las situaciones son claramente irreales. Por ejemplo: una historia de robots, de exploración espacial, de mundos apocalípticos… en principio serán historias de ciencia – ficción porque las revestiremos de un aura de realidad, situándolas en un punto en el que esas historias podrían llegar a suceder de verdad; sin embargo, una historia de hechiceros, de dragones, de duendes… siempre será una historia de fantasía, aunque las situemos en otro mundo, o en un punto del pasado, socialmente se consideran cosas irreales, y por tanto entrarán dentro del género fantástico, por más reales que las queramos hacer parecer.

Y es que, tenemos que hacerlas parecer reales. Más arriba he dicho y he repetido que son historias imposibles, lo que nunca diré es que tengan que ser historias increíbles. Todo lo contrario, deben ser creíbles. Sobre todo cuando son textos largos, es indispensable que el texto tenga coherencia interna porque la única forma de conservar la atención de nuestros lectores es que, mientras leen la historia, se la crean. Por esto, la característica más importante del relato fantástico, además de tratar situaciones irreales, es que respete la coherencia interna. Las reglas  que le demos a nuestro mundo inventado y a nuestros personajes, han de ser tan respetadas como si fuera la física real de nuestro mundo; a nadie se le ocurriría hacer un thriller policiaco en el que, en un momento dado, el policía que investiga un crimen se echa a volar o escupe fuego por la boca; de la misma forma, si nosotros hemos creado un personaje que solo se comunica a través del pensamiento, no vale que se ponga a hablar cuando nos venga bien para la trama, porque romperemos la suspensión de la incredulidad, y entonces el lector se saldrá por completo de la novela; y con razón.

Y una vez vistas las dos características principales, vamos con los tipos. Cuando pensamos en fantasía, pensamos en Juego de tronos o El señor de los anillos, pero este es solo un tipo de fantasía, la conocida como fantasía medieval, que se desarrolla en mundos con sistemas políticos o sociales similares a los de la edad media, y habitados por seres que ya forman parte de un imaginario común, como elfos, enanos, orcos… y una innumerable cantidad de criaturas basadas, principalmente, en seres mitológicos de diferentes culturas reales. Pero la fantasía va mucho más allá de esto. La mayoría de los cuentos infantiles, con seres fantásticos, y animales u objetos que hablan, son fantasía; las historias de terror, con seres sobrenaturales, son fantasía; las historias de superhéroes, son fantasía; el realismo mágico de la literatura sudamericana, como los cronopios y famas de Cortázar y aquel ejercicio del “un sillón para” que hicimos en clase, es también, con ciertas peculiaridades, fantasía. Todo lo irreal pertenece al género de la fantasía, es por esto que no vamos a profundizar en ello, ya que en una clase no da tiempo, y vamos a quedarnos solo con los dos grandes apartados de la fantasía. Pero no os preocupéis, porque los otros apartados los veremos en clases o ejercicios que se dediquen específicamente a ello, como ya hicimos con Cortázar o con el terror, y como haremos con el cuento infantil y, tal vez, con otros subgéneros.

Bien, aclarado esto, volvamos a los dos tipos de fantasía que vamos a tratar en la clase de hoy. El primero, como ya hemos dicho, es la fantasía medieval, en el cual creamos mundos llenos de razas y seres fantásticos encuadrados en una sociedad cuya organización y desarrollo tecnológico son los propios de la edad media. Dragones, caballeros con espada y armadura, juglares, hechiceras, trifulcas en tabernas, gremios de artesanos, intrigas cortesanas…

Ejemplo:

Imagen

La corte contaba con infinidad de especialistas: el general, la hechicera suprema, el sacerdote de Vhinter, único dios, los sacerdotes de otros dioses no tan únicos, la dueña de las artes, el tesorero, la domadora de acólitos… pero de entre todos ellos, el más preciado era el cambiaformas, que podía adoptar la forma de cualquiera de estos para sustituirlo, o formas completamente nuevas con las que satisfacer la curiosidad, el deseo, o el humor del rey. Hasta que un día, uno de los niños de palacio le pidió que adoptara su forma real, aquella que constituía su auténtica naturaleza; entonces, el cambiaformas se transformó en la imagen del propio Rey, y así comenzó la guerra.

El segundo tipo que vamos a tratar hoy es la fantasía urbana. En la fantasía urbana los hechos fantásticos tienen lugar en nuestro mundo actual. Los elementos típicos de la fantasía son los mismos, criaturas sobrenaturales, objetos mágicos, hechos insólitos… solo que ocurren en nuestro mundo. Es el caso, por ejemplo, de los libros de Harry Potter, cuya historia está ligada al mundo real, o de las películas de Godzilla, o la mayoría de historias de superhéroes… Pero en el microrrelato nos centraremos más en situaciones específicas, objetos o habilidades especiales, o seres extraños… dado que no podemos desarrollar una historia completa.

Ejemplo:

Las carboneras

Vivo en el primer piso de un edificio de cinco plantas. Bajo mi suelo están las carboneras, y estoy segura de que en ellas se esconde el mayor secreto de cuantos se ocultan en mi bloque… Los vecinos se distraen cuchicheando sobre el señor del tercero con ojos en la nuca, que además tiene uno de cada color; con los viajes entre distintos planos de Federico, el portero, que a veces regresa con extrañas mascotas; o con las mil voces de nuestra Josefa, algunas de las cuales hablan idiomas desconocidos… pero eso es porque no se pasan las noches enteras sintiendo los temblores en el suelo, los gritos, los destellos de luz que atraviesan el hormigón acompañados por músicas extrañas y coros imposibles, todo ello procedente de las carboneras. Me encantaría entrar algún día y descubrir qué demonios hay ahí, pero solo tienen llave Federico, Josefa y el portero.

Ejercicio 1: Escribir un relato corto de fantasía medieval.

Ejercicio 2: Escribir un relato corto de fantasía urbana.

Ejercicio 3: Vamos a poner en práctica el ejercicio de “el personaje robado” que no nos dio tiempo a hacer en la clase anterior. Escoged un personaje de alguno de los relatos que hayan compartido vuestros compañeros en los ejercicios anteriores, y escribir un microrrelato con ese personaje como protagonista.

“Deberes”: Cuéntanos en un microrrelato un sueño inventado; intenta utilizar la fantasía y aprovecha las licencias del mundo onírico para darle alguna pincelada de prosa poética.

¿Te ha gustado?

«Un minuto es tiempo suficiente para crear vida, y para destruirla; tiempo suficiente para amar y para odiar; lo único que no cabe en un minuto, son los años perdidos»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *